IV
el
cielo rugió
cíclope
furioso
Fuerza
de Coriolis
vociferando
para evitar la sordera

la mujer profesó sus cantos incomprensibles
lamió la lluvia y entró transparente en cada gota
cultivó en su vientre la mandrágora y el cálamo del poeta
sus cársticas oquedades quisieron hidratar al sediento, pero
nadie abrió la boca: olvidaron la justicia y con ella la sed
en su útero ígneo todavía
la fe de todos los hombres
 *Dando los últimos repasos al libro que saldrá esta primavera.*
*Imagen Noell Oszvalds*

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