Suave transita un animal no concebido, un animal sin cuerpo iluminado por la niebla. Podría nombrarlo como algo muerto, pero es más que eso, es un huevo sagrado que contiene el mundo. 
No me es posible decir que la poesía salva, la poesía elige y unge la frente con su aceite. No me es posible decir que la poesía es un arma, la poesía llega desnuda sin brazos ni piernas, la poesía es aquello más desposeído, más vulnerable, una maldición famélica, un arte de hambre sin final. 
Puedo, eso sí, entender la poesía como una suerte de hibridación entre el amor y una ventana, que al pronunciar poesía yo sólo siento amor es un pecado inconfesable. Un amor enfermizo y dependiente. Se pierden los limites de la cosificación y ahí se encuentra la creación. En el arte, en el subconsciente, no hay piedra o barro, es amar la necesidad de la piedra y del barro, amar el hambre, tanto como se ama a un hombre, tanto como a un hijo. Saber la ineludible necesidad de transponer, de traspasar, de nombrar el miedo, lo injusto, la furia, el deseo, todo aquello,  lo que es innombrable. 
Debajo del árbol se columpia una niña, lleva un vestido azul que se confunde con el cielo. No es su vestido lo que me gusta, es saber que si cesa el balanceo, que si toca el suelo, se quebrará como cerámica, eso es lo que me invita a protegerla. 

imágenes: 1. honeypielliving 2.parkeharrison 

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